¿Qué tan profundas son las raíces del crimen organizado en el PRI?
Diario de
un Reportero
Ramsés Ancira
Este segundo fin de semana de agosto de 2017
cuando se reúne la convención del Partido Revolucionario Institucional, la
prioridad no debería ser discutir si postulan o no a ciudadanos, sino que tan
infiltrado se encuentra el narco crimen organizado entre sus filas, como lo
demuestra la presidencia municipal de “El Chino” en Salina Cruz Oaxaca, punto
donde se tiene la marca de ingreso de cocaína vía submarinos, y los asesinatos
de Miroslava Brecht y Javier Valdez, donde la Procuraduría (Durmiente) de la
República no muestra ningún interés de resolución, quizá porque las pistas
conducen a responsabilidad de militantes del PRI.
La formalización de relaciones diplomáticas
entre los estados mexicano y vaticano durante la presidencia de Carlos Salinas
de Gortari, llevó al cardenal de Jalisco
Juan Jesús Posadas Ocampo a Los Pinos, pero una vez ahí denunció que
funcionarios públicos emanados de las filas del PRI estaban detrás del tráfico
de drogas y los negocios de prostitución.
El 24 de mayo de 1993 Posadas Ocampo fue
asesinado con disparos a quemarropa, al tiempo que sustraían de su auto un
portafolio, en el que los criminales suponían que se encontraba información
sobre los funcionarios de gobierno ligados al narcotráfico y que le entregaría
al nuncio papal Gerónimo Priggione.
La versión que sostuvo la PGR de Jorge Carpizo
fue que se trató de un fuego cruzado entre los hermanos Arellano Félix y los
escoltas de Joaquín Guzmán Loera, sin embargo eso no explica de ninguna manera
los disparos a quemarropa ni la sustracción del portafolio.
Los Arellano conocían muy bien al cardenal
Posadas Ocampo, pues incluso había bautizado a la hija de uno de ellos. Antes
de ser extraditado a Estados Unidos, Benjamín Arellano Felix dijo que el crimen
fue perpetrado por Rodolfo León Aragón “El Chino” en ese tiempo jefe de la
Policía judicial federal. Este incluso fue capturado durante el llamado
Maxiproceso y llegó al Reclusorio Sur en febrero de 1999, pero con un amparo
salió de inmediato.
Un reportaje de José Gil Olmos publicado en
Proceso en junio de 2016, donde se consignan estos hechos, menciona también que
en julio de 2008 la Armada capturó un submarino cargado de seis toneladas de
cocaína en las costas de Salina Cruz, Oaxaca, mismo municipio donde León Aragón
funge ahora como presidente municipal y en el que la inseguridad ha crecido de
manera alarmante vía asesinatos, robos con extrema violencia y sangrientas
balaceras.
Jorge Carpizo, murió a los 68 años de edad por
la complicación de una operación de hernia que no parecía demasiado delicada.
Dos testigos de la investigación fueron descalificados:
Catalina Rivadeneyra, una trabajadora doméstica que afirmó haber estado
presente en una residencia de la calle de Mar Egeo donde se planeó matar al
cardenal, fue considerada “hiperborreica”. Un maletero del aeropuerto de
Guadalajara que afirmó como se dirigieron al Cardenal Posadas para matarlo a
quemarropa fue calificado por el psiquiatra forense de la PGR como
esquizofrénico paranoide.
Sin embargo el obispo de Morelos Luis Reynoso,
quien participó en una comisión interinstitucional para investigar el asesinato de Posadas,
tampoco encontró nunca las pruebas que contradijeran la tesis oficial de fuego
cruzado.
Crímenes de periodistas
El asesinato de la reportera Miroslava Brecht
ocurrió después de que publicara el 4 de marzo un artículo con el título
“Impone el crimen organizado candidatos a ediles en Chihuahua”.
Miroslava señaló que en ocho municipios de
Chihuahua, entre estos Namiquipa, Bachiniva,
Batopilas y Buenaventura, candidatos de diversos partidos recibieron amenazas
para que se retiraran de la contienda, en muchos de ellos para fortalecer a
candidatos del PRI.
Una nota del portal Animal Político del pasado
28 de marzo referida al trabajo de Miroslava indica: En el reporte se agregó que en el municipio de Bachíniva, “pistoleros”
de un hombre llamado Arturo Quintana, conocido como El 80 -presunto líder del
cártel de La Línea-, enviaron una advertencia para que fuera postulada por el
PRI la suegra del líder criminal, Silvia Mariscal, “que desde hace seis años
tiene el control territorial en ese y otros municipios”.
Ni el equipo especial del gobernador Javier Corral
ni la fiscalía especial de la Procuraduría General de la República han podido a
la fecha esclarecer el caso.
Finalmente el asesinato del periodista
sinaloense Javier Valdez fue la conclusión de una serie de amenazas a raíz de
que publicó una entrevista con Dámaso López Nuñez en su semanario Río Doce el
20 de febrero de 2017: Este es el enlace http://riodoce.mx/narcotrafico-2/no-dispare-a-los-guzman-y-soy-amigo-del-mayo-zambada-damaso.
Dámaso, quien tiene fama de ser uno de los
menos violentos integrantes de bandas de narcotraficantes fue capturado en mayo
de este mismo año y el asesinato de Valdez ocurrió unos días después, como si
se tratara de un mismo operativo al servicio del mismo grupo delictivo.
Si alguien puede saber sobre las razones detrás
del crimen del periodista es Dámaso, pero la PGR no parece interesada en
ahondar en la investigación, por lo que no pocos caricaturistas han
caracterizado al fiscal de la República como un durmiente.
Tal y como ahora se persigue ahora al delegado
en Tlahuac de filiación Morena, es
necesario hacer una revisión a fondo de que tan infiltrados están en el PRI los
grupos delictivos.
Al final de todo, más que cuestiones ideológicas, lo que se pretende al
sacar al PRI de la presidencia es combatir la corrupción, que va desde el acoso
laboral del secretario del trabajo Alfonso Navarrete Prida a un abogado que se negó a ser parte de su
círculo íntimo, o desde el Secretario de Comunicaciones, último responsable de los
sobreprecios en carreteras con socavones, hasta los asesinatos de periodistas y
de población en general, que son al menos 10 veces más altos que en Venezuela.
Esa es la verdadera chamba que deberían abordar en la Asamblea Nacional
del PRI y no tanto si su candidato presidencial debe tener 10 años de
militancia. Sea quien sea que se arrope tras las siglas de la institución para cualquier candidatura, parte de la desconfianza de la mayoría de los electores.
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