México país de torturadores
Cartel de Sergio Naranjo, Sobreviviente de Tortura de la dictadura militar chilena |
Diario de un Reportero
Ramsés Ancira
En México hay cinco mil denuncias de tortura en la Procuraduría General
de la República y las procuradurías estatales, solo entre 2006 y 2014. Para las autoridades la tortura sigue siendo
normal como “método de investigación”. Un mal necesario para combatir al
crimen.
La tortura no es producto de un momento de coraje u ofuscación, es un
sistema para destruir la moral de las personas, y luego, de las sociedades que se resisten. En Oaxaca,
en este momento, son miles las personas que son sujetas de tortura por parte
del Estado. La práctica de la tortura es una constante en las aprehensiones que
realizan las fuerzas armadas y no hay ningún signo de que la consideren
inadecuada o pretendan cambiarla.
Que el Protocolo de Estambul haga distinciones entre el maltrato y los
tratos crueles o degradantes, no hace mucha diferencia, al final todo es
tortura. En las prisiones mexicanas puede darse tratamiento a las personas que
padecen adicciones, pero nunca se dan terapias específicas a las personas que
sufrieron tortura, como han recomendado distintas comisiones de derechos
humanos. Tampoco, por cierto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos se
ha preocupado de ello para reclamar que no se ha cumplido la recomendación que
hizo al respecto hace varios años.
El derecho a la rehabilitación de las víctimas de tortura reunió a
sicólogos y víctimas en un foro realizado en
la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Lo expresado
líneas atrás son algunos de los datos duros al mes de junio de 2016.
Miles de personas que han tenido que salir de sus comunidades por el
abuso de poder y la ausencia del Estado, son también víctimas de tortura que no
se encuentran contabilizadas.
La riqueza acumulada por unos pocos, en estados como Oaxaca, donde el 60
por ciento de las personas no tienen acceso suficiente a una canasta básica de
alimentación, es otra de las causas de la resistencia, que es precursora de otras formas de
tortura, para reprimirla.
Valeria Moscoso Urzúa se desempeña como Coordinadora del Área de Trabajo
y Acompañamiento Psicosocial de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de
los Derechos Humanos. En su ponencia aseguró que sólo si nos refiriéramos a
2016, no dejan de aparecer en el país cuerpos mutilados, masacrados de las
formas más brutales, y las detenciones
están cargadas de violencia.
Los policías que se han manifestado en contra de la violencia, dice
Moscoso, han sido amenazados. Es entonces cuando da el dato de las cinco mil
denuncias por tortura, y agrega que lo
más preocupante es que, en las encuestas,
hay quien aprueba la tortura cuando se trata de secuestradores o delincuentes
peligrosos, sin considerar que precisamente es la tortura la que los hace
confesos de delitos que quizá no cometieron.
¿Es posible rehabilitar a las víctimas de tortura?
El sicólogo y siquiatra Fernando Valadez cuenta un caso de tortura
sicológica que atendió en Chiapas a raíz del levantamiento zapatista en 1994.
Uno de los detenidos que había tenido simpatía por el movimiento fue
capturado y obligado a rapar a sus hijos. Le dijeron que eso era por el
momento, porque lo que seguía era entregarle un arma para que el mismo les
disparara a la cabeza.
Cuando recibía terapia para rehabilitación como víctima de tortura fue
más atrás y le dijo al terapeuta que cuando era niño su papá lo amarraba y
solía arrastrarlo una cuadra.
Si nos despojamos un poco del romanticismo que hace ver bello y poético
todo lo prehispánico, podemos recordar que como
parte de la “educación” precortesiana “se tenían reprimendas sumamente rigurosas (les
amenazaba con una buena azotiza, les golpeaban con púas de maguey,
semiasfixiaban con humo de chile quemado, y a los chismosos tenían que barrer
de noche fuera de la casa)
A diferencia de los europeos, los pueblos pre americanos no cortaban las
extremidades de sus prisioneros para aterrorizar a los ejércitos defensores,
pero eso no quita que fuese una tortura para los prisioneros saberse futuras
ofrendas de sacrificio, por muy honroso que fuera el dios Huichilopostli.
Por algo Cortés tuvo tan numerosos aliados para vencer al Imperio.
Con o sin explicaciones y raíces históricas, la tortura es hoy una constante judicial en México. Hay que detenerla.
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