De presidentes, príncipes y madrastras

Diario de un Reportero



Ramsés Ancira

Ya ha pasado el tiempo suficiente en cartelera para que podamos contarle que en la última versión de La Cenicienta, de los estudios Disney, dirigida por el shakesperiano Keneth Branagh, la madrastra negocia con su hijastra: la dejará reunirse con el príncipe a cambio de que la deje gobernar el reino. La madrastra es interpretada por la bellísima Cate Blanchette y su personaje tiene algo en común con Angélica Rivera de Peña: le encantan los vestidos de diseñadores extranjeros.





La película de Disney, como todas, como siempre y como debe ser, tiene un mensaje: mantente bueno y mantente valiente. En consecuencia, la adolescente decide renunciar al príncipe antes de permitirle a su madrastra manipular el gobierno de ese principado  al que todavía visitan las hadas madrinas y donde premian la bondad de quien les comparte un cacharro con leche.


Pero en la historia de Angélica Rivera la lección no fue aprendida. La Casa Blanca de la ex cuñada de Verónica Castro no fue suficiente. Si ya como gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto fue exhibido por comprar relojes carísimos en Estados Unidos, (tal y como le gustan al presidente del PRI Cesar Camacho y a su Secretario del Trabajo) ahora Angélica Rivera se lució paseando, no por el Castillo de Chapultepec, no por la ciudad de Monte Albán, la más antigua de América, sino por Beverly Hills, probándole a su hija vestidos de no menos de 10 mil dólares, cuando estos superaban la paridad de 15 a 1 con el peso.




Ah sí ¡claro! Como actriz estelar de Televisa, ex esposa de productor y cuñada de la reina mexicana de las telenovelas, Verónica Castro, (cuyos trabajos son aún valorados en China y en Rusia) nadie duda que Angélica Rivera pueda darse ese lujo para ella y sus hijastras. Pero resulta que la señora es esposa del promotor de la cruzada Sin Hambre y como que se ve mal que no elija uno de los vestidos de algodón bordado que se venden afuera de los vestigios de  la Ciudad de Mitla por 200 pesos. No tienen como los de Beverly Hills un cinturón de piedras Swarovsky de 20 mil dólares pero ¿Qué cree? En Chiapas le hubieran conseguido unos cristales de ámbar prehistórico por menos de mil pesos.


El problema es que las princesas de las telenovelas, a diferencia de las de los cuentos de Perrault y los hermanos Grimm no leen, si lo hicieran, Angélica Rivera se hubiera enterado de como eligió Elena Poniatowska el vestido con el que recibió el premio Príncipe de Asturias.



Si para ser presidente de México se le exigiera a las esposas pasar un examen de bachillerato, Angélica Rivera no estaría causándole tantas penas a los mexicanos con la ostentación de sus gastos, que no solo se deben al exceso de recursos, sino al desbordamiento de su ignorancia.



Apenas hace unos meses fue un escándalo el hecho de que el sobrino político de Angélica, Christian Castro, dijera que Benito Juárez era un personaje de la independencia de México.



No fue una televisora de Bolivia, de Ecuador o de Venezuela la que exhibió a Angélica Rivera en Beverly Hill, fue una emisora capitalista de Estados Unidos la que puso el grito en el cielo porque a diferencia de Michelle Obama, la esposa del presidente mexicano no luzca vestidos de 40 dólares. Por supuesto no fue ese el costo de los que se presentaron en la revista Hola cuando reportaron el viaje a Londres.

http://www.ndmx.co/ahora-video-de-angelica-rivera-derrochando-a-lo-grande-en-beverly-hills/
Bueno, hasta podrían manejar la crisis revelando si la revista Hola paga por esas exclusivas y entonces decir que los viajes de Angélica Rivera no solo no nos cuestan, sino que producen divisas


Enrique Peña Nieto usa copete, como muchos de los príncipes de las películas de Disney. México tuvo otro príncipe, Vicente Fox, un señor de casi dos metros que como diputado se puso boletas en las orejas, como el burro de Shreck, para demostrar los fraudes del PRI.



Fox, que adoptaba niños y era más bueno que el príncipe feliz de Wilde también se casó con la madrastra y no con la Cenicienta. Según Olga Wornat su esposa Marta se reunía con Carlos Salinas en un departamento de Nueva York para mandarle mensajes de cómo debía gobernar el reinado de Far Far Away



Hoy el Partido Verde está pagando todas las multas que sean necesarias para conservarse hasta el 2018 y llevar a la candidatura presidencial a Manuel Velasco, actual gobernador de Chiapas, estado que además de ámbar podría tener uranio. Con lo que se venda alcanzaría para mil campañas más del PVEM con todo y multas. También le están preparando a una princesa consorte. Si lo logran, los mexicanos viviremos tristes para siempre, no por esta generación, sino por siempre jamás. 


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