LA HIPÓCRITA GUERRA VS. EL CRIMEN


     PACATA MINUTA
LA HIPÓCRITA GUERRA VS. EL CRIMEN
   Rogelio Gómez Mejía.

“ Con la sonrisa inmóvil en los labios se puede ser un vil!!”
                                                                             Shakespeare
.
Lejos de los desastrosos resultados de unos 40 mil asesinatos procesados sin juicio alguno y el insultante derroche de miles de millones de pesos en personal impresionantemente armado con ráfagas y bazucasos desatados en balaceras a diestra y siniestra en impensadas persecuciones sin ton ni son contra fantasmales convoys de presuntos delincuentes, criminales o narcotraficantes, casi nunca declarados por su destino a la fosa común en términos generales, sólo quedan en la percepción generalizada de la población por informaciones confusas nunca debidamente aclaradas por las autoridades en general, no solo la sospecha del contubernio o encubrimiento de corruptos comportamientos de funcionarios públicos, sino la cínica incompetencia de los procuradores de justicia y perseguidores de los delitos que se avientan la responsabilidad en desparpajadas excusas legaloides para hacer de la impunidad la suprema ley que rige al atolondrado país.

Todavía a la fecha el pueblo espera con desolada esperanza que la justicia imponga el merecido y ejemplar castigo de cientos de escandalosos crímenes trascendidos por su seco impacto mortal como las decenas de copados, “levantados” y desaparecidos en fosas clandestinas o predios aislados por San Fernando y Ciudad Mier en Tamaulipas, ahora convertidas en verdaderas ciudades fantasmas a las que les sigue Matamoros, por el temor sobrado de acabar como los 72 migrantes camino a Estados Unidos o las 183 personas sepultadas al garete por sucias razones que apuntan a agentes de Migración mexicanos amafiados con “Z” o X felones a los que no encuentran vivos, ni el Ejército, la Marina, ni la Policía Federal del sedicente investigador Genaro García Luna y menos los policías estatales o municipales, que no dan una ni en Durango donde ya encontraron 170 cadáveres en fosas furtivas, ni en ninguna otra parte del país, lo que habla de la total incompetencia de todas las supuestas autoridades encargadas de la seguridad.

Incompetencia marcada por el sospechosismo de otros mafiosos en los cargos públicos o de los “cárteles de la charola” denunciados públicamente y nunca investigados a fondo o absueltos sin duda alguna de las acusaciones que se les han hecho, como al exgobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, el actual alcalde de la mártir Ciudad Juárez, Héctor “Teto” Murguía Lardizabal y sus incondicionales del vicio, Federico de la Vega, o el afamado torturador Teniente Coronel Julián Leyzaola Pérez, a los que no va a la zaga el Senador Panista Guillermo Anaya Llamas compadre del presidente designado Felipe Calderón Hinojosa y quien dicen le presentó al narcotraficante, Sergio Enrique Villarreal Barragán “El Grande” en Torreón, ex agente federal y después “testigo protegido” de la PGR utilizado en “la filtración” para acusar al corresponsal de la Revista “Proceso”, Arturo Rodríguez García y a Ricardo Ravelo de extorsionarlo con 50 mil dólares en denuncias para escándalos mediáticos nunca formalmente investigados.
Como tampoco lo han sido las matazones de tres hombres descuartizados en el kilómetro “El 30” de Acapulco en la casa de Nicasio Arizmendi Díaz “El Cacho”, donde dejaron el mensaje de que éste y Aldo Ramos Cruz “El Mortal” e Israel Meza “El Rayito” asesinaron a gente inocente en la balacera de La Costera a la altura de “La Diana” por ordenes del licenciado Fernando López Salinas; “pinche chaparro judío” le pusieron y que se cuidara, firmando Edgar Valdez Villarreal “La Barbie” porque supieron que traicionó a Juan José Esparragoza “El Azul” y al hermano de Héctor Beltrán en abril del 2010. 

Poco después delincuentes no identificados arrojaron una granada al Bar “Gabbana” de Insurgentes 949 co-propiedad del fantasmagórico licenciado López Salinas con el hermano de “Lucerito”, Antonio Hogaza León y su mamá Luz María León Sauvinet, quien abandonó el negocio por problemático, escribió Martín Espinoza, enterado de tratarse de una venganza de “La Barbie” contra el licenciado López, poderoso regenteador de afamados centros de vicio como “El Ginaterías” de Oaxaca 15 y el “Amores Perros” de Cuenavaca, así como propietarios de 25 autos de lujo BMW, Bertley, Porches y “Mini Coopers”, además de participar, según el “testigo protegido” Mateo mencionado, en la aportación con Héctor Beltrán de 15 millones de dólares para la pre-campaña política del alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños que la PGR no desmintió ni valoró para efectos legales como lo hizo con la captura del exdirector del Penal de Almoloya, Francisco Javier Gómez Meza, y del exjefe del AFI en el DF. Roberto Sánchez Alpizar, y ya antes utilizó con amplitud para efectuar el “michoacanazo” que llevo a la cárcel a 30 alcaldes y funcionarios públicos de aquel estado.

Casos reveladores que más que una guerra contra la narcodelincuencia, evidencia ser una guerra narcopolítica en disputa de los millones de dólares que el tráfico de estupefacientes produce en tanto se pierden por la tormenta de sangrientos acontecimientos que horrorizan al país, conflictos que acusan el incumplimiento de las autoridades judiciales para perseguir criminales y hechos delictivos como en el que se vieron involucrados el General Sergio Aponte Polito en Mexicali y su amigo el mayor retirado, Justo Buenaventura Jaimes Villarreal director de Seguridad Pública, por disparar su arma en un restaurante familiar donde se embriagaban, y que permitió las recriminantes revelaciones del General Aponte al Procurador Rommel Moreno sobre investigaciones inconclusas y denuncias omitidas contra el exprocurador Antonio Martínez Luna y sus lugartenientes protectores de narcotraficantes más los 52 agentes judiciales involucrados como los “Z”, con mención especial para la licenciada Sonia Navarro jefa de las bandas de secuestradores con el licenciado Jesús Naelson Rodríguez, según denunció Mario Montemayor Covarrubias atrapado en un enfrentamiento del Ejército contra secuestradores, igual que más de dos mil acusaciones que aseguró tener el General Aponte contra esas autoridades y que determinan que la incompetencia y deshonestidad de las autoridades contra las que se debería enderezar esta guerra, se excluyen descaradamente.

B ALA PERDIDA.
Casos donde la incompetencia y la corrupción engendran la impunidad criminal que parece imparable ante el más de medio millón de militares, marinos, judiciales federales, agentes estatales y policías municipales que engullen miles de millones de pesos y no sirven para esclarecer casos tan paradigmáticos como el brutal asesinato del reportero de “El Diario” de Ciudad Juárez,  Armando Rodríguez Carreón “El Choco” ante su hijita, hace más de dos años, pero ha generado la captura o ejecución de más de media docena de chivos expiatorios. Y así hablan de perseguir la delincuencia…Bha!

Comentarios

Entradas populares