De Profundis en el Reclusorio Oriente


De los encomenderos al Caso Narvarte

Ramsés Ancira

La obra cumbre de la literatura en español se llama El Quijote; la de la Procuraduría General de la República, Basurero de Cocula y la del Gobierno de la Ciudad de México, Caso Narvarte; sin embargo no son las únicas, los juzgados y las cárceles están saturados de novelas que sirven de base para que seres humanos inocentes, y de carne y hueso sobrevivan en condiciones de mayor o menor tortura, pero diaria.

Si se compara al sistema carcelario mexicano con El Infierno de Dante, en el primer círculo estarían los inocentes, los que han sido acusados porque su prisión conviene ra los intereses económicos o políticos de gente libre; luego vienen los pobres, los indígenas y los jóvenes. En aquellos que concurren las tres circunstancias: jóvenes, pobres e indígenas, no solo están presos, virtualmente son esclavos al servicio de otros presos.

La Guerra de las Rosas

En un quinto círculo estarían los ex cónyuges de esposas resentidas. Quizá no haya odio más profundo que el de una ex consorte. Después de una sentencia que permitiría salir en libertad a una persona, tras depositar las pensiones pendientes que la ex cónyuge se negaba a recibir, le informaron que el Ministerio Público le exigía pagarle 30 mil pesos para no apelar la decisión del juez. Ofreció 15 mil. Seguramente la parte acusadora si  pago el precio para mantenerlo encarcelado.

En otro caso una ex esposa que durante el matrimonio reclamó al marido que no le daba la vida que ella merecía y quería llevarse a las hijas a Estados Unidos, lo denunció por tocamientos sexuales a una de sus hijas. Se hicieron los exámenes sicológicos y forenses y la niña no reveló ningún tipo de violencia.

De la madre no se puede decir otra cosa, más que tenía una extraña obsesión por arreglarlas como si fueran adultas y pintarles el pelo de rubio, sometiéndolas a químicos que quien sabe que pudieran causarles y a un comportamiento para que sus pequeñas basaran en sus apariencias su futuro éxito social.

Cómo fuera, muchos meses después se volvió a practicar un examen a la niña y esta vez resultó positivo. No se consideró la posibilidad del aleccionamiento. La madre declaró que ocurrió mientras ella planchaba ropa, en otra ocasión que cuando salió al mercado y una vez más que en un 12 de diciembre.

Ese 12 de diciembre, sin embargo y ya divorciados, toda la familia había salido a Guadalajara a una celebración familiar y al parecer había fotografías de una convivencia feliz fuera de la Ciudad de México.

¿Dudas razonables? Mientras se aclaran el pequeño empresario imputado, un hombre guapo, artesano, que tras el divorcio no tuvo problema para entablar una nueva relación con una doctora, mucho más culta que su anterior esposa, ya llevaba casi un año en prisión.

Sí, el odio entre gente que una vez se amó es profundo y motivo de muchos encarcelamientos. La historia recoge en Gran Bretaña la Guerra de las Rosas, el nombre  inspiró una película de 1989, La Guerra de los Roses con Michael Douglas y Kathleen Turner. Verla podría dar idea de lo que ahora ocurre.

Tortura

Uno de los primeros casos que atendió la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México fue el de Ricardo Juárez. Joven acusado de desaparecer a un niño.

El menor vivía con una madre obsesiva, el padre se fue a Estados Unidos y el joven  Ricardo Juárez sustituía la figura paterna, jugaban futbol o compartían historietas.

A Ricardo López Juarez lo torturaron brutalmente, mientras le hacían creer que violaban a su madre. Lo metían y sacaban de la cárcel donde seguían las torturas, finalmente lo mataron, metieron el cuerpo a la celda y dijeron que se ahorcó en la regadera.

A finales del 2015 se dio el más emblemático crimen de la Ciudad de México. Aunque se puso énfasis en un periodista, debido a que ya había recibido amenazas en Veracruz, la saña con la que actuaron contra las mujeres, una de ellas, colombiana que fue empalada, y otra modelo norteña, revela que ellas eran el principal objetivo.

Es el Caso Narvarte. También se ha torturado en su domicilio carcelario a los presuntos responsables. La pésima prensa policiaca mexicana es co responsable de estos encarcelamientos.

Se nos enseñan videos de sujetos en la calle donde se encuentra el departamento del quinto homicidio, se nos presentan por otra parte los nombres de los presuntos culpables, pero nadie hace nada por verificar que se trate de las mismas personas.

Los inculpados piden que se use el mismo sistema de videos, para demostrar que ellos se encontraban en otro lugar y en otra calle el mismo día en que les imputan los crímenes. Seguramente fueron ya borrados. ¡Ah pero si ya tiene la Procuraduría sus confesiones firmadas! Claro ¿Qué ser humano no daría su vida cuando le muestran la foto de su casa, de su hermana y de su madre y los “policías de investigación” amenazan con que les darán el mismo trato que a las mujeres torturadas en Narvarte. ¿A que esperar? Así se firma lo que sea.

Hay algunos problemitas: La fuerza necesaria para haber destrozado, como lo hicieron, con los cuerpos de las mujeres, requiere la corpulencia de hombres de tallas poco comunes en México, de más de 1.85 de estatura. Abraham, el principal implicado apenas supera los 70 kilos de peso, mide 1.72.

Otra cosa ¿Por qué los casos políticamente más complicados siempre se mandan en la Ciudad de México a la misma juez? ¿Y el debido proceso? Los medios en México no destinan reporteros para dar seguimiento a las diligencias. No hay presupuesto, o ganas de realizar periodismo de investigación.

Encomenderos

El sistema judicial en México es casi idéntico al de 1503, cuando la corona española sustituyó la clientela medieval, por otro en que se entregaban vidas y solares, para el enriquecimiento de los conquistadores, disponiendo de los “indios”.

Hoy el Estado Mexicano hace una colecta. Por cada 100 mil habitantes, apresa a unos 200. Aunque se estima que sólo 2 por ciento de los delitos son castigados, muchos de los que sí llegan a la cárcel son personas que fueron detenidas por policías que recibieron un pago de los acusadores.

Una vez en la cárcel,  reales y presuntos delincuentes tendrán que pagar de distintas maneras y por diversos servicios. El momento más feliz del día, para muchos es, tras pagar cinco pesos, por el uso del único retrete que funciona en el área de ingreso del Reclusorio Oriente. Sí, hay otros cincuenta excusados  en las celdas, pero de las que alojan a 12 o más personas ninguna tiene agua.

Además para usar el baño de las celdas, hay que tener el beneplácito de otros reos. Lo usual es orinar en las coladeras de los pasillos, donde también se escupe porque casi el 100 por ciento de los aprisionados arroja flemas. Luego, los de la “fajina” recogerán con las manos la basura que se arroja en esas mismas canaletas.

En las celdas donde ingresan hasta a 30 personas, solo hay espacio apretado de pie. Para sentarse hay que salir al pasillo, para eso tiene que estar la puerta abierta, y para eso hay que pagar.

Víctor Manuel Cervantes es un joven indígena oaxaqueño,  con estudios de preparatoria terminada. Lleva el apellido de su madre, no sabe quién es su padre y vivió su infancia y adolescencia al cuidado de sus abuelos que hoy rondan los 84 años de edad.

Para compensarlos vino a la Ciudad de México en busca de trabajo. Lo encontró en una taquería de Balderas. Un día de marzo de 2016, a la altura de la estación Chabacano de la línea nueve del metro, una jovencita le preguntó si podía ayudarla con su mochila. Dos estaciones más adelante le acusaron de robo, dentro de la mochila había algunos teléfonos.

Suplicó con la mirada y verbalmente a la muchacha que dijera que sólo estaba ayudándola. Ella calló. Semanas después, en el juzgado la volvió a ver y reiteró su petición. Ella nada más se rio.

El abogado de oficio le recomendó declararse culpable para sacarlo más pronto. Mientras tanto Víctor Manuel perteneció al ejército de “fajineros” que son obligados a levantar excrecencias con las manos. Otras 12 horas del día, lavaba tenis, camisas, excusados y calzones de otros presos. También le daban a guardar dinero, pero no le pagaban un peso por sus servicios.

Finalmente pude dar a conocer su situación al subdirector del penal quien de inmediato ordenó protegerlo. Después Jaime Martínez Veloz, comisionado de Pueblos Indígenas de la Secretaría de Gobernación me ofreció que inmediatamente revisaría el caso.

Renato Sales también me contestó de inmediato, cuando le pedí revisar el caso de presuntos secuestradores inculpados bajo tortura.

Al momento de escribir estas líneas no he recibido respuesta satisfactoria del Gobierno de la Ciudad de México. Si el caso Narvarte se mueve del estado en que se encuentra, con presuntos inocentes pagando los crímenes de otros, Miguel Ángel Mancera restará puntos para aspirar a la presidencia de la República.

 

   

 

 

 

 

 

 

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