Jacobo Zabludowsky, por él mismo

Con todos sus oscuros, Jacobo Zabludowsky también tuvo muchos claros:

Su crónica del 19 de septiembre de 1985; su Parte de Guerra sobre los sucesos relacionados con el narcotráfico, sus crónicas del centro histórico. Fue de los primeros periodistas en darle resonancia al doctor Mireles a nivel nacional. Su innegable cultura lo hizo una voz alternativa en ESPN para dar otra visión de los deportes. 

A diferencia de Enrique Krauze no le ofendía el periodismo laico ni fue vocero del sionismo. No defendió la desvergüenza de Israel en los ataques a Gaza a pesar de ser un miembro activo de la comunidad judía. Hizo la crónica del México que fue la región más transparente del aire. 

Tuvo una novia en la Universidad y la conservó toda la vida, fue egresado de la UNAM - Universidad Nacional Autónoma de México. Era un hombre culto y tuvo la dignidad de renunciar a Televisa cuando pudo darse el lujo de vivir de su pensión; se reinventó como periodista a los 70 años, aprendió a usar las nuevas tecnologías de la comunicación; entró y salió del cáncer, escribió libros que resultan fuentes de historia viva. 

Dejó alumnos. Inventó como hacer guiones de noticieros cuando no había modelos. Era un colega, un maestro exigente, pero sabía hacer equipo. En radio predicaba con el ejemplo y era el primero en llegar. Se levantaba de madrugada, se bañaba con agua fría y se documentaba todos los días antes de salir al aire. Hacía la tarea, Compartía el micrófono y no lo acaparaba. Como decía el maestro Rafael Solana, si no se puede decir algo bueno de algo, es mejor no decirlo.


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