Campaña internacional contra Isabel Miranda de Wallace, acusada de fomentar tortura
Investigaciones periodísticas desmienten lo declarado bajo tortura
Ramsés Ancira
Por su presunta participación la tortura a los inculpados
del asesinato de Hugo Alberto Wallace, diversos organismos en defensa de los derechos
humanos realizan una campaña para que se revoque el premio que durante el
gobierno de Felipe Calderón fue concedido a la señora Isabel Miranda de
Wallace.
El 15 de diciembre de 2010 el gobierno de la República
entregó el Premio Nacional de Derechos Humanos a Isabel Miranda, con el
argumento de su trabajo en favor de las víctimas de secuestro;pero nuevas
investigaciones en 2014 han implicado a la también ex candidata a jefa de
gobierno del Distrito Federal en torturas a Brenda Quevedo, Jacobo Tagle y
César Freyre.
La versión oficial es que otra de las implicadas, de nombre
Juana Hilda y quien está presa en un penal de Nayarit, fue el señuelo para
atraer a Hugo Alberto, primero a un cine y luego a su departamento en la
colonia Insurgentes Mixcoac. Ahí ya se encontraban otras personas quienes lo
habrían intentado someter para pedir un rescate, lo que le provocaría un
infarto mortal.
Sin embargo, sólo la confesión arrancada mediante torturas y
amenazas a los implicados respalda esta historia ya que no hay suficientes
elementos de ADN encontrados en el departamento de la calle de Fragonard , para
demostrar que Hugo Alberto Wallace haya estado ahí, mucho menos para comprobar su muerte ya que si hubieran descuartizado su
cuerpo en la tina de baño debieron quedar muchos más restos.
Una petición montada en la página Change.org (http://www.change.org/es/peticiones/revoquemos-el-premio-nacional-de-ddhh-a-isabel-miranda-de-wallace)
y dirigida al presidente Enrique Peña Nieto así como a los titulares de las
comisiones de derechos humanos de las cámaras de diputados, senadores y
Asamblea Legislativa del Distrito Federal argumenta que de las seis
personas encarceladas y torturadas; cinco de éstas se auto incriminaron bajo
coacción, cuatro ya sentenciadas. Hasta ahora hemos encontrado sólidas
evidencias de que el crimen no se perpetró ni se dieron las circunstancias que
injustamente inculpan a esas personas
Nuestras asociaciones
Gente de México por la Democracia y la Asociación Canadiense por el Derecho y la
Verdad, junto con un grupo de periodistas independientes, han investigado de
manera rigurosa y ética el denominado “caso Wallace”, debido a que hay seis personas encarceladas y torturadas;
cinco de éstas se autoincriminaron bajo coacción, cuatro ya sentenciadas. Hasta
ahora hemos encontrado sólidas evidencias de que el crimen no se perpetró ni se
dieron las circunstancias que injustamente inculpan a esas personas.
Uno de los argumentos de los impugnadores del premio de
Isabel Miranda es que solicitó la extradición de Brenda Quevedo a Estados
Unidos empleando documentos falsos, uno de los cuales exculpaba a Hugo Alberto
de antecedentes penales, aunque supuestamente había sido fichado por contrabando.
También dicen que Brenda no pudo participar en ningún secuestro ya que conoció
al presunto autor intelectual, Jacobo Tagle Dovin, varios meses después de la
desaparición de la víctima, cuyo cuerpo jamás fue encontrado.
A este respecto indican:
De acuerdo a nuestras
investigaciones, a las investigaciones periodísticas y con base en las
denuncias recién presentadas por los inculpados, pesa sobre Isabel Miranda
Torres la acusación sobre su presunta responsabilidad de falsificación de
documentos, fraude procesal, falsedad a autoridades y variación de nombres,
entre otros delitos.
Y más adelante precisan:
En esta simulación de
secuestro y homicidio, del que en nueve años la parte acusadora no pudo
acreditar una sola evidencia pericial, se encontró una red de funcionarios
públicos de diversas instancias judiciales, entre éstas de la Procuraduría General
de la República que privilegiaron influencias, crearon documentos apócrifos y
participaron directa y flagrantemente en la violación de los derechos humanos
de los inculpados, según lo establecido en el estudio certificado por la CNDH
como Protocolo de Estambul.
Los trabajos periciales que exculpan a los detenidos por
este caso, han sido coordinados por la Asociación Canadiense por el Derecho y
la Verdad y se han enriquecido con datos aportados por la periodista Guadalupe
Lizárraga quien ha señalado entre otras cosas que del departamento de Hugo
Alberto fue retirada una cachucha, de donde pudo haberse tomado el único
cabello que dicen haber encontrado en el
departamento de la calle de Fragonard y del que extrajeron la muestra de ADN.
Una segunda evidencia fue una gota de sangre, pero Guadalupe
Lizárraga entrevistó a genetistas expertos quienes aseguran que hay muchas
posibilidades de que esta no sea de Hugo Alberto, sino de su hermana, con lo que
se desvanecería cualquier prueba del secuestro y el asesinato, al menos con los elementos aportados en el juicio penal.
Descalificadas estas pruebas, la única manera de que los
jueces sentencien a los detenidos sería con base en las confesiones obtenidas
bajo tortura, lo cual supondría su liberación inmediata si la Suprema Corte de
Justicia valora el procedimiento
Isabel Miranda de
Wallace o María Isabel Miranda Torres cometió el crimen moral de haber engañado
a la sociedad mexicana entera, a sus representantes y servidores, y usurpó el
papel de representante de la sociedad civil y de las víctimas de secuestro. Ha
sobrepasado y ha utilizado por su propio interés las atribuciones del papel de
coadyuvante al Ministerio Público al que le daba derecho la Constitución
mexicana, para convertirse en figura de acusadora pública, la cual deshonra y
perjudica de manera irreparable la sociedad democrática. Así concluye la
petición pública firmada por las organizaciones Gente de México por la
Democracia y la Asociación Canadiense por el Derecho y la Verdad.
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