En apoyo a Mexileaks y el equipo de investigación de Carmen Aristegui
Una de las líneas de investigación que seguía el equipo de Carmen Aristegui era la de Tlatlaya donde fueron ejecutadas 15 personas. El comisionado de Sedena en esa región era un militar apodado el Chamuco que antes estuvo en la sierra de Tehuehuetla, donde Guerreros Unidos y La Familia se disputan espacios para sembrar Amapola. El mejor apoyo que le podemos dar a Aristegui es contribuyendo a exigir que se investigen los nexos entre autoridades y crimen organizado, les invito a firmar esta petición con la convicción de que no basta con protestar como consumidores de medios, debemos llegar al fondo con quienes no quieren que estemos informados https://secure.avaaz.org/es/petition/Enrique_Pena_Nieto_presidente_de_Mexico_Exija_la_renuncia_del_Secretario_de_la_Defensa_Nacional_por_Inepto.
El sacerdote Ascención Acuña fue asesinado por Gregorio Acosta Urióstegui, dirigente de Guerreros Unidos en la montaña de Tehuehuetla. Su cuerpo apareció flotando en uno de los afluentes del Río Balsas horas antes de la masacre contra los estudiantes de Ayotzinapa, en septiembre de 2014
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Guadalupe Astudillo había logrado salir con su compañera, dos hijos propios y tres adoptados a pasar las vacaciones navideñas de 2014 fuera de Guerrero; pero estaba amenazado que si no regresaba lo encontrarían y lo matarían, no sólo a él, sino a sus hermanas y familiares más próximos. En los primeros días de enero de 2015 regresó a la montaña pese a las súplicas de sus allegados, argumentando que tenía que recoger su equipo de herrero, que le pedían ayudar a que la escuela de su comunidad se mantuviera funcionando, y que ya las cosas "estaban más tranquilas" porque un destacamento militar los estaba cuidando.
En la mañana del 9 de marzo una gavilla de Guerreros Unidos encabezada por Gregorio Acosta Urióstegui llegó a la cabaña de Guadalupe, lo ató de pies y manos, lo llevó al cementerio de la comunidad y lo ejecutó.
Días después una denuncia anónima alertó a la Secretaría de Marina que realizó un recorrido por la zona, pero no pudieron hallar al dirigente de Guerreros Unidos en la montaña. Ni Rogelio Ortega, gobernador interino de Guerrero, ni la Secretaría de la Defensa Nacional, ni el congreso del Estado, ni los senadores perredistas Sofío Ramírez ó Armando Ríos Píter o cualquier otra autoridad electa con el registro del Partido de la Revolución Democrática, han hecho nada por detener la matanza que continuó en los días siguientes.
En el municipio de Tehuehuetla y los poblados circunvecinos ya solo quedan viudas y ancianos porque niños desde los cinco años de edad, también han sido atados de pies y manos, no siempre para asesinarlos, sino para llevarlos a trabajar como esclavos en los campos de amapola. Lo mismo ocurrió desde mediados de 2013 en Cocula, Guerrero; antes de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sin que las autoridades perredistas estatales, mucho menos las federales investigaran los hechos.
A decir del propio gobernador interino, Ayotzinapa destapó la caja de pandora, porquer como lo demuestran los secuestros previos en Cocula, nadie actuó antes.
A decir del propio gobernador interino, Ayotzinapa destapó la caja de pandora, porquer como lo demuestran los secuestros previos en Cocula, nadie actuó antes.
Si el equipo de investigaciones especiales comandado por Daniel Lizárraga y Carmen Aristegui tenía esta información o no, la mejor forma de rendir homenaje a su trabajo es profundizarla. Si hubo chantaje de autoridades superiores a MVS para que no se difundiera, con mayor razón.
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