Maquiavelo y los "príncipes" a la mexicana

MAQUIAVELO A LA MEXICANA
Diario de un Reportero
Ramsés Ancira

A Ramón Ojeda Mestre, genuínamente preocupado por mi salud mental

Con todo, la mejor estrategia y la única realmente efectiva es la de destruir la ciudad conquistada y dispersar a sus habitantes: «No hay medio más seguro de posesión que la ruina»



No era mala persona ese don Nicolás Maquiavelo, lo que pasa es que  era didáctico, no necesariamente decía lo que se debía hacer, sino lo que se había hecho. Qué los ejércitos de muchos países tengan que ver con el tráfico de drogas, y su uso político no debería sorprender a nadie, por algo Oliver North era coronel y el opio que importaban de Irán lo usaban para financiar a la contrarrevolución en Nicaragua, no es sorpresa, es parte ya de la historia.

El problema es que esos  principados se  han establecido en lugares como Tehuehuetla, Guerrero; San Pedro Limón, en el Municipio de Tlatlaya, Estado de México o Cuauhtémoc, Chihuahua.

Porque si contar hasta 43 es largo, contar hasta 350 es mucho más. Los principados que estableció el narcocrimen organizado en Iguala fueron superiores al PRD, que gobierna Guerrero ,y el que establecieron en Cuauhtémoc, Chihuahua, probablemente con la intervención de militares o paramilitares, superó en mucho al PRI, que dice gobernar Chihuahua.

De 2010 a 2014 se encontraron en Chihuahua 90 fosas con 225 cuerpos (http://entrelineas.com.mx/local/2015/03/24/en-4-anos-ubican-90-fosas-con-225-cuerpos-en-chihuahua).

En la frontera hay historias de familias a las que les pidieron abandonar sus tierras porque resultaban ideales para trasiego de drogas al otro lado de la frontera. Algunos de los afectados identificaron vehículos militares como transporte de los que los amenazaban, con, o sin uniforme.
Sólo en Chihuahua hay registro de mil 500 desapariciones, de las cuales, los 350 de Cuauhtémoc, es la cifra más grande.

En el Siglo pasado México tenía tres instituciones intocables, el Presidente, El Ejército y la Virgen de Guadalupe. Ahora el Presidente es el único que le teme a las otras dos.

A la soberanía mexicana, como a la de cualquier otro país del mundo le importa el respeto de su Ejército, pero de ahí a volverlo sacrosanto e impoluto hay un riesgo enorme, el de que el país jamás avance en el respeto a los derechos humanos y la justicia; el de que el monopolio de la violencia lo ejerza la mafia, no el gobierno.

Venezuela no se ha vuelto más vulnerable por procesar a los militares que atentan contra el Estado. Chile y Argentina no serían lo que son si Salvador Allende hubiera detenido a tiempo a Pinochet o los regímenes democráticos no hubieran procesado a Videla.

En México hay indicios de que el mismo coronel que estuvo comisionado en la zona gomera de Tehuehuetla, Guerrero estaba presente en Tlatlaya el día que se cometió la masacre, pero la Secretaría de la Defensa Nacional no ha dicho “esta boca es mía” para confirmar o negar la noticia.

Mi amigo Ramón Ojeda Mestre, asesor militar, ex director del Banco del Ejército y creador del programa Hoy No Circula, estará ya convencido a estas alturas que soy un caso perdido, que al titular del Ejército no se le toca ni con la sombra de un pelo y puede tener la más absoluta razón. Yo he solicitado al presidente Enrique Peña Nieto la remoción de Salvador Cienfuegos por inepto. 
No ha pasado nada (https://secure.avaaz.org/es/petition/Enrique_Pena_Nieto_presidente_de_Mexico_Exija_la_renuncia_del_Secretario_de_la_Defensa_Nacional_por_Inepto/)

SEPTIEMBRE DE 1985

Desde mi óptica es urgente la transparencia. Yo le debo la vida a un soldado del Ejército Mexicano, Sucedió en la calzada San Antonio Abad de la Ciudad de México. Me importaba mucho la suerte de las costureras de Topeka., que aún estaban vivas bajo los escombros tras el terremoto ocurrido días antes. De hecho, de ahí salió con vida el último sobreviviente del sismo más devastador que ha vivido México.

Tras superar un retén volví a colocar el cordón de protección. Me transportaba en un destartalado VW, no había avanzado 10 metros cuando una patrulla de la policía judicial capitalina me cerró el paso. El agente me increpó por volver a colocar el cordel y se disponía a cumplir con su amenaza de "romperme la madre" cuando un soldado se acercó y preguntó qué pasaba.

Puse a funcionar mi grabadora y se reprodujeron las palabras del Secretario de la Defensa  Nacional donde se daban garantías a los periodistas para acceder sin restricción a cualquier parte.
“Tú no te metas sardo h d p, esto es un asunto entre particulares” dijo el judicial abalanzándose sobre mí. Estuve petrificado hasta que escuché el sonido de la carga de un rifle seguido de las palabras “El señor está bajo nuestra protección, jijo de la chin…”

Esto dio tiempo a que se acercara un teniente. El policía se identificó como elemento al mando de David Romero López. “El Veneno”, complementé yo. Fueron las palabras mágicas, al judicial se le bajó la droga, pidió disculpas y se fue. También se había alejado el soldado. No pude darle las gracias.

MARZO 30 2015

Aunque pequeños, en Michoacán, Tamaulipas, Guerrero y Chihuahua hay principados narco criminales, muy probablemente apoyados por militares impunes. Son principados, pero no sólo más fuertes que los partidos políticos, a cuyos candidatos les cortan la cabeza como ocurrió con Aidé Nava (y se puede ver en esta nota de Reuters http://lta.reuters.com/article/topNews/idLTAKBN0M71VJ20150311) son más fuertes que el estado, y que el Estado donde operan.

Ah porque esa es otra similitud con los príncipes de la época de Maquiavelo, estos destruyen, dispersan a los habitantes, pero además les cortan la cabeza.

Aquí llaman tropicalización a la forma de equiparar los términos europeos. Está bien, no les llamemos príncipes, digámosles caciques. ¿De verdad son más fuertes que el Estado Mexicano?. Sí, lo son, al menos desde que un Maquiavelo español fue contratado por el príncipe en turno para elaborar la primera campaña de odio electoral.

Entonces se determinó que ganar principados (estados) era más importante a que los mexicanos estuvieran unidos.  Maquiavelo retomó la frase de Julio César Divide y Vencerás. El crimen organizado, con una pequeña ayuda castrense la empleó a la perfección en Chihuahua y Guerrero, también en Tamaulipas, precisamente en San Fernando donde mucho antes de las masacres de migrantes bloquearon las comunicaciones de un candidato del PRD, crearon una zona de silencio y lo mataron.

El Estado Mexicano lo dejó pasar, los príncipes del crimen arrasaron, ejecutaron, dispersaron y se hicieron de la zona. Los criminales sí leyeron El Príncipe, los que legislan y mal gobiernan México, ¡NO!.


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