La Cruz de Calderón

El Presidente Felipe Calderón dejó entrever  un símbolo religioso en las imágenes de su gira del 26 de abril, mientras en el Senado se confirmaba lo que una semana antes ya nos había informado el Vaticano: la visita del representante del poder ejecutivo mexicano. Los crecientes rumores de la afiliación evangélica de los ocupantes de los Pinos han obligado a los asesores de la imagen presidencial a sugerirle este error que puede acabar de enterrar las aspiraciones panistas a refrendar la Presidencia de la República.
 
Con Andrés Manuel Lóipez Obrador como evangélico metido a guadalupano, con Peña Nieto, benefactor de las escuelas confesionales del Estado de México, Felipe Bravo Mena, convencido de que con la sola voluntad del Opus Dei puede ganar el gobierno estatal más influyente del país y con Felipe Calderón obligado a ir al vaticano para que el Yunque no se enoje con él, todos estos personajes imitan al don Juan y claman que de sus pasos en la tierra responda el cieo y no ellos. Agréguese la izquierda más corrupta y convenenciera en la historia de México, dominada por la pareja Padierna-Bejarano alistándose para gobernar la capital del país y no será difícil llegar a la conclusión de que si los ciudadanos no nos organizamos se hará lo que estos iluminados consideran que es la voluntad de Dios.
 
Y si la batalla empieza en el Estado de México con personajes tan ligados a la iglesia más retrógrada, entre los que no hay que descartar a un ex senador chaparrito  del PRI, ya podemos imaginar lo que nos espera.
 
¿De verdad pensarán los asesores de Calderón que el viaje al Vaticano le va a ayudar en sus relaciones públicas y blanquiazules? El tiempo lo dirá, pero de momento da  la impresión de que esto muestra el ínfimo nivel de los consejeros del mandatario constitucional mexicano.
 
Como sea, para conocer los antecedentes de la cruz que cargó Calderón, tan a destiempo, (cuando la fe cristiana dice que ya habían pasado más de 96 horas desde que Jesús fue descolgado y al menos 72 desde su resurrección) tal vez pueda ayudarnos este reportaje de la agencia Proceso:
 
 
Calderón, el evangélico
Arturo Rodríguez García

En la gira por Nayarit: apenas se ve el lazo, pero de éste ¿pende una cruz?

Durante la campaña electoral de 2006 un grupo evangélico, La Casa sobre la Roca, se le pegó a Felipe Calderón y aparentemente lo deslumbró, al grado de que desde el gobierno federal ese culto ha sido apoyado con puestos y prebendas que ya prendieron las alarmas entre los sectores duros del PAN... Y tanto el presidente como su esposa han asumido una actitud ambigua en torno a su relación con esa fe.
MÉXICO, DF., 23 de abril (Proceso).- Beneficiada por el gobierno de Felipe Calderón –que le ha prodigado puestos oficiales, candidaturas del PAN y hasta propiedades aseguradas al crimen organizado–, la organización religiosa La Casa sobre la Roca (CSR) ha causado molestia entre los panistas doctrinarios e incluso entre presuntos militantes de la organización ultraderechista El Yunque.
Los dirigentes de la CSR, Alejandro Lucas Orozco Rubio y su esposa Rosa María de la Garza Ramírez –quien se hace llamar Rosi Orozco– hoy son políticos: él dirige el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) y ella es diputada federal y presidenta de la Comisión de Trata de Personas.
La cercanía de Orozco con Felipe Calderón y Margarita Zavala se hizo pública en un video que se exhibió durante las campañas electorales de 2009 en algunos templos evangélicos. Ahí se afirmaba que el presidente y su esposa son protestantes y daban una prueba: el discurso de Calderón en la CSR.
En ese video Calderón usa el argot evangélico: “Creo firmemente que hemos sido enviados, cada quien en su vida, algunos de ustedes como abogada, maestro, artista, médico; cada quien ha sido enviado para una misión, pero entre todos tenemos una misión y yo diría una orden, que es buscar el reino de Dios y su justicia aquí en la Tierra”, arenga, mientras los presentes gritan amén y aplauden de pie.
“¿Cómo podemos buscar el reino de Dios y su justicia aquí? Tenemos que asumir la tarea de transformar a nuestro México, hacer que México sea un testimonio viviente precisamente de amor y de justicia.
“Creo que lo que va a transformar a nuestro país no es convertirlo en un país de gente que recibe sino de gente que da. No es sólo ayudar al que lo necesita sino también, como dice el viejo dicho, no es sólo dar el pescado sino enseñar a pescar, necesitamos un país de pescadores y qué bueno que hay un gran pescador que nos puede ayudar mucho en eso”, decía Calderón.
Extracto del reportaje que se publica en la edición 1799 de la revista Proceso, ya en circulación.

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